sábado, 3 de octubre de 2009

SUCOT

Jerusalén, 2 oct

Israel conmemora a partir de esta tarde la Fiesta de los Tabernáculos o Sucot, una celebración de siete días con la que los judíos recuerdan en cabañas la bíblica travesía de sus antepasados por el desierto hace más de tres mil años.

Teñida por los miles de tejados de palmera que afloran por todas las ciudades en esta época, "Sucot", que literalmente significa "Cabañas", es por tradición una de las tres fiestas bíblicas de peregrinaje a Jerusalén.

"Los judíos solían subir antiguamente a Jerusalén tres veces al año para ofrecer sacrificios a Dios en el Templo, y una de ellas era en la festividad de Sucot", dijo a Efe Eliran Elbaz, un estudiante de seminario rabínico, al explicar esta conmemoración, que ya aparece recogida en las sagradas escrituras.

Es el Levítico el que la menciona en un párrafo que fija el día quince del mes séptimo del calendario hebreo como comienzo para la "festividad de las cabañas".

"Viviréis en cabañas siete días ... para que vuestras generaciones sepan que hice habitar a los hijos de Israel en tiendas cuando los liberé de la tierra de Egipto", reza ese libro del Pentateuco.

Y en cumplimiento de este precepto los judíos observantes dormirán, comerán y pasarán sus horas de ocio en esas construcciones rústicas desde el anochecer de hoy hasta el del próximo día 10.

"Dios nos saca de nuestras casas permanentes y nos lleva a las cabañas para decirnos que estamos en un viaje, que nuestra existencia es algo fugaz, que no pertenecemos a esa estructura en la que vivimos toda la vida", matiza el estudiante.

En tiempos bíblicos, el pueblo judío se desplazaba por esta época a Jerusalén desde todos los confines del mundo conocido, algunos desde tan lejos como Roma, para rendir tributo a Dios y ofrecerle sacrificios, costumbre que se ha instituido nuevamente desde la creación del moderno Estado de Israel en 1948.

El Ministerio de Turismo prevé que esta semana de fiesta vendrán a Jerusalén unos 700.000 peregrinos, algunos de vacaciones, pero la mayoría para oír ante el Muro de las Lamentaciones la bendición diaria de la casta sacerdotal, "sustituto" espiritual de los sacrificios que se hacían antaño con animales.

Esta tradición se realiza hoy en día en las sinagogas cada jornada sabática y festiva, pero ante el último vestigio del Templo de Jerusalén recobra una espiritualidad sin igual por el gran número de miembros de la casta sacerdotal que allí se congregan cubiertos con los rituales atuendos blancos de rallas negras o azules.

Como la mayoría de las fiestas bíblicas judías también la de Sucot está estrechamente relacionada con la constitución en pueblo de los israelitas tras el éxodo de Egipto y, a la vez, con la agricultura y la naturaleza.

El vínculo, además de la cabaña, viene representado por cuatro objetos de uso litúrgico que provienen de la tierra y que durante los rezos matutinos se agitan al son de sonados "aleluyas" y "hosanas": la rama de palma, el mirto, la toronja, y ramilletes de sauce.

"Estos cuatro elementos contienen la esencia del pueblo de Israel", explica a Efe el ultra-ortodoxo Arie Dahán, mientras martillea una madera en su cabaña aún por completar.

Cada uno de ellos, meticulosamente elegido por los más observantes, representa un tipo de persona por su carácter y a una de las cuatro etapas del crecimiento espiritual de la persona según el judaísmo.

En tiempos más antiguos la cosecha en esta época del año atribuía también una connotación económica a la fiesta, y oportunidad para orar por lluvias profusas y una buena producción al año siguiente.

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